Ya savia que tendría que sumergirme una vez más en esta alcantarilla de masa humana repugnante pegajosa y mal oliente, trataba de desentenderme del tema como tratando de engañarme a mi mismo de que no seria tan terrible y convencerme de que soy uno más, que solo será unos minutos que es necesario para sobrevivir en esta selva de cemento. Y aquí voy a una cuadra y media, e inconcientemente adopto el tranco acelerado que me hace uno de ellos, porque es la única manera de no ser observado de manera “especial”.
Ya estoy en las escaleras, y a manera de que me hundo en estas cloacas, voy sintiendo el calor húmedo y ese olor que es inconfundible pero a la vez inexplicable, y siempre con la esperanza de que justo ese día, todos decidieran quedarse a un happy hours y no se topen con migo, pero nunca es así. Ya estoy aquí, todos acelerados, todos con la esperanza que esto acabe lo antes posible. Adentro busco una esquina como tratando de sentir un espacio propio como tratando de no ser devorado por cientos de miradas que te espían, sin dame cuenta, también caigo en el juego del espionaje, como tratando de sacar una historia de cada uno, intentando meterse en la mente del otro, como si pudieras escuchar sus pensamientos hasta que te miran a los ojos, y en forma automática tu mirada cambia a otra victima con ojos de culpable, pero solo por un rato, solo hasta que encuentras a otra victima. Todos conocemos el juego de viajar en Metro.
Ya estoy en las escaleras, y a manera de que me hundo en estas cloacas, voy sintiendo el calor húmedo y ese olor que es inconfundible pero a la vez inexplicable, y siempre con la esperanza de que justo ese día, todos decidieran quedarse a un happy hours y no se topen con migo, pero nunca es así. Ya estoy aquí, todos acelerados, todos con la esperanza que esto acabe lo antes posible. Adentro busco una esquina como tratando de sentir un espacio propio como tratando de no ser devorado por cientos de miradas que te espían, sin dame cuenta, también caigo en el juego del espionaje, como tratando de sacar una historia de cada uno, intentando meterse en la mente del otro, como si pudieras escuchar sus pensamientos hasta que te miran a los ojos, y en forma automática tu mirada cambia a otra victima con ojos de culpable, pero solo por un rato, solo hasta que encuentras a otra victima. Todos conocemos el juego de viajar en Metro.